Más allá de creencias religiosas, todos esperamos la Semana Santa como un momento de relax, vacaciones y tranquilidad acompañados de nuestra familia. Al menos tres o cuatro días de festividad nos esperan en estas fechas para que dediquemos nuestro tiempo a lo que más nos gusta hacer. Hoy, en 'Espacio Z', os traemos algunos consejos para que vuestra Semana Santa sea lo mejor posible.

Normalmente, en los periodos vacacionales, tendemos a recuperar todas las horas de cansancio que el día a día nos debe. Es importante que durmamos al menos 8 horas diarias, pero debemos evitar caer en el sedentarismo. Descansar no siempre es sinónimo de bienestar.   Por ello, debemos mantener nuestro cuerpo activo utilizando esas horas libres de más que tenemos en estos días para aprovechar a practicar algún tipo de deporte. Salir a andar, correr o simplemente hacer algún ejercicio aeróbico con nuestra familia supondrá una mejora para nuestro estado físico y mental, y nos permitirá volver después a la rutina con más energía y reposados.  

  En algunas familias, es tradición establecer alguno de estos días para comer todos juntos. A todos nos parece una oportunidad idónea para estrechar lazos familiares, pero debemos tener cuidado con lo que ingerimos. En Semana Santa son típicas las torrijas –y es que están buenísimas–, pero no debemos excedernos en su consumo. La mezcla de carbohidratos, azúcar, leche entera y fritos es una bomba calórica para nuestro organismo, y potencia la subida del colesterol, además de ser complicado de digerir. Pero eso no quiere decir que tengamos que pasar una Semana Santa sin torrijas: podemos sustituir la leche entera por leche desnatada o el azúcar por la stevia para conseguir una receta más saludable pero igual de sabrosa.  

  Eso sí, todos estos consejos no sirven para mucho si no 'desconectamos'. De la misma forma que mantener activo el cuerpo supondrá beneficios en nuestro organismo, desconectar nuestra mente de la rutina del trabajo y del estrés del día a día es igual de importante. Así y sólo así conseguiremos esa paz mental tan importante a la hora de hacer efectivo nuestro descanso. Quizá pueda servir un viajecito a algún pueblo sin internet ni apenas cobertura móvil. Nuestra mente –y nuestro cuerpo– lo necesita.